To my loved girl

27 de julio del 2009

Queja numero 1: ¿Por qué siempre yo debo estar tras de ti?

Simplemente no puedo sacarte de mi mente, cualquier cosa me recuerda a ti. A la hora de bañarme al oler el champú entre mis dedos me hace recordar la esencia de tus cabellos dorados, al masajear mi cabello con el liquido recuerdo los momentos en que tú me hacías piojito de una forma inocente y amorosa. Cuando veo en la televisión alguna mujer con ojos hermosos recuerdo los tuyos, que color miel son como dos estrellas pequeñas que brillan a lo lejos. Al escuchar la música que amo recuerdo tu voz, sonido que inundaba mis oídos cada vez que me decías un Te quiero, un mi amor, o cualquier palabra que pronunciaras, al escucharte me sentía feliz porque me hacía sentir seguro, me hacía saber que todo era real y no fuese una simple alucinación mía o algún sueño que pareciera otra cosa, pero que en cualquier momento pudiese ser interrumpido por la alarma del reloj cucú. Cuando como alguna fruta como el durazno pienso en tu piel, que aunque es apiñonada es muy fácil de comparar con el durazno. Son texturas similares, completamente tersas y suaves al contacto ajeno. Es como si siempre tuvieras alguna especie de ungüento que las mantuviese hidratadas y con un olor que provoca en cualquiera una especie de sentimiento encontrado por la limpieza. Eres la reina del estilo y la pulcritud. Refinada por excelencia me parece a mi primer vista.

Antes, recuerdo que me encantaba demostrarte todo mi amor. Aunque a veces sintiera que mi sentimiento no era bien correspondido. Pero fue de las muchas cosas que siempre pude aceptar, asimilar y aguantar sin contrariedad alguna más que en ocasiones sentirme devastado, triste y miserable. En ocasiones ya no sentía tu amor, te sentía ausente, ajena a mí. Lejana a todo mi amor, indiferente a mis desmedidas expresiones de afecto.

Pero ahora….me he cansado. ¡Estoy harto! No puedo aguantar la sola idea de que no me quieras, pero me detengo y pienso en todo el tiempo que hemos pasado juntos. Si no me quisieras no estaríamos donde estamos ahora, es demasiado el tiempo transcurrido para siquiera pensar en la probabilidad de que no me quisieras, que aun estuvieras por lastima, compromiso o porque soy tu “peor es nada”. Entonces si no es esto… ¿Cuál es el problema conmigo? Acaso me gusta el drama, me gusta imaginar con el día que me vas a dejar, será probable que me gusta martirizarme con algo que solo en imaginación, sueños y en letras puede pasar.

Antes he pasado por estas dudas, exactamente todas contigo. Te amo y parece que tú no te das cuenta. ¿Te gusta hacerme sufrir?, ¿Te gusta hacerme esperar siempre que puedes? Si la respuesta es no; querrá significar entonces que imagino demasiadas cosas, tal vez pienso de más o veo cosas donde simplemente no las hay. ¿Debería marcarte o esperar como lo he hecho en las últimas horas? Pienso que debería tragarme mi orgullo como casi siempre lo hago y ser el primero en dar la señal de vida. No lo sé, mientras sigo esperando seguirán pasando las horas, probablemente pasaran los días y tu no dirás nada. No te comunicaras conmigo por ningún medio. Entonces seguiré esperando por ti, además de que hare lo que parece ser mi actividad favorita cuando no estoy contigo. Pensar en cómo será el día en que me engañes con otro hombre, o aun peor, el día en que te descubra. O el día que simplemente dejes de quererme.

Me veo en el espejo, me veo demacrado, triste, sucio, de mal humor. No puedo creer que todo esto provoque tu ausencia e indiferencia en mí. Intento ser optimista e intento pensar y confiar en que si no he sabido de ti es por alguna contrariedad en estos días de descanso. Pero aun así tienes ratos para pensar en mí, pero me doy cuenta de que no soy tan buena cara como creía y dejo rendirme por las ideas dolorosas. Si no demuestras tu amor de vez en cuando, si no me haces saber que me extrañas es como si no lo hicieras.

Si algún día tú leyeras esto me pregunto qué pensarías de estas líneas. Te aterrarías o simplemente te daría risa de ver lo equivocado que he estado.